viernes, 20 de marzo de 2015

A LA ALTURA DEL BESO


Decía en mi anterior entrada que de Venezuela estamos conociendo muchas cosas en este tiempo en el que siguen fecundando las teorías que anuncian "que viene el lobo", que alimentan las mordidas de los verdaderos  lobos por miedo a los cambios. La mayoría ya somos maduros y sabemos discernir para poner a las cosas en su sitio y algo que nos une muy mayoritariamente es que los regímenes nos espantan.

En Europa también tenemos ahora nuestro régimen impuesto por los alemanes que castigan las deudas y las irresponsabilidades del resto de países en un modelo económico y social totalmente asimétrico para proteger su sistema financiero y empresarial a beneficio de su propio espacio vital.

Pero por encima del régimen amenaza de Venezuela y el régimen de comparsas donde Alemania lleva la batuta, está la Música y el espíritu democrático que se fusionan en la Orquesta Filarmónica de Berlín a la hora de elegir a su director. Espíritu que está presente desde su fundación (1882), desligada de subvenciones monárquicas o estatales.  Los músicos que la gestaron decidieron arreglárselas por su cuenta y si querían llenar y ganar debían tocar con excelencia. Y para eso sabían que necesitaban al mejor director. De esta forma, en la Filarmónica de Berlín es en la única del mundo en la que sus músicos, de manera totalmente autónoma, mandan para elegir al/la que gozará de la máxima autoridad, convencidos de la idea de que una orquesta se construye desde abajo y arriba tiene que llevar la batuta el mejor. 

Ajenos a todo lo que no sea Música,  los instrumentalistas de Berlín, como en un cónclave vaticano, elegirán al que consideren mejor. Será el mejor. Nada más hay que ver la última terna: Karajan, Abbado, Rattle, todos compartieron la idea colegiada de la música, autor-director-intérpretes, para hacerla lo más grande posible.

Uno de los favoritos en esta elección es el venezolano Gustavo Dudamel (actual director de la Filarmónica de los Ángeles y la Simón Bolívar de su país). Su nombre suena ligado a juventud, liderazgo y brillante experiencia musical con una enorme proyección social, a su genio rítmico y encanto personal. 

¿No debería tenerse en cuenta este modelo en otros ámbitos? Da réditos para la colectividad y las individualidades. 

Después de escribir esto, me da vergüenza contar las miserias de la elección del último director de la ROSS (Real Orquesta Sinfónica de Sevilla) el año pasado. Los músicos se llegaron a poner en huelga para que los responsables políticos que gobiernan las administraciones que los subvencionan los escucharan, porque ya era insostenible la ausencia de comunión entre el director y los músicos. Fueron los responsables públicos del Ministerio, la Junta y el Ayuntamiento los que se reunieron y acordaron una decisión salomónica. Ante la falta de consenso y acuerdos de unos y otros, se optó por el guiso de la bicefalia, manteniendo al hasta entonces director, el madrileño Pedro Halffer como director del Maestranza y renovando a éste en la batuta con el americano John Axelrod. Y por encima una gerente que era el verdadero meollo de la cuestión. Una salida política para el Teatro,  la Sinfónica y los políticos.

¿De qué régimen hablamos?

Yo, hoy,  despido este invierno y  alcanzo esta primavera con la sangre alterada por la música y el espíritu democrático. Porque la primavera es más que cantos  de sirenas, colores o sonidos de la Naturaleza y versos particulares que la canten.  La Música es el arte más democrático: son partituras escritas e interpretadas por los Hombres que se necesitan, escuchada por una inmensidad que la necesita. Como todos necesitamos de la estaciónn primera para días primaverales en la vida.

¿Estarán valorando los músicos alemanes el placer de tocar congas, mambos, danzones, tangos de la latinidad americana también, tras la experiencia de haber probado el ron Cacique con Dudamel en Berlín? No estaría mal, pero ojalá en todas las elecciones yo estuviera tan convencida y confiada de que se elegirá al mejor.


Besad, besad y bailad a ritmo de danzón del compositor mexicano Arturo Márquez  en Berlín a la altura de la Música y de la Primavera, de la batuta de Dudamel y del público berlinés.


No hay comentarios:

Publicar un comentario