miércoles, 18 de marzo de 2015

MI VENEZUELA QUERIDA...

Si con la crisis nos matriculamos en másteres de economía local y mundial y hemos aprendido lecciones que ¿cómo habíamos vivido antes sin saberlas?, ahora lo que toca es saber sobre ese país, hasta hace poco hermano: Venezuela.

Yo sabía de este país americano bien poco. Sí, ahí estaba Bolívar que se independizó de la metrópolis y haciendo memoria, aquella novela realista que leí hace muuuucho tiempo de Rómulo Gallegos, Doña Bárbara, personaje que simbolizaba la Venezuela corrupta, atrasada, salvaje que representaba el régimen del caudillo de entonces. Playas de ensueño, petroleo, culebrones, el caracazo y ya algo más reciente,  la era chavista a la que le echará la pata la era Maduro, porque este país y su gobierno lo tenemos en la sopa de cada día gracias a la prensa correligionaria española, y ¿quién no nombra a Venezuela al menos una vez al día?


Por los medios y sus líderes impotentes sabemos que Venezuela es el segundo país más peligroso del mundo (yo creía que Irak, Irán, Siria...); que este país está en recesión (también), que está perdiendo mucho con el petróleo barato, que tienen que acudir a China para pedir préstamos, que han subido los peajes, que ha cerrado una heladería (la más famosa del país, sí, pero vamos, que aparezca esto en El País cuando no hay un triste helado que echarse a la boca en tantos países asfixiados por la calor...), que están faltos de libertades y derechos y sobrados de injusticias; en fín, que todos los dramas venezolanos ya los conocemos. 

En el bar, en el trabajo, a todas horas, Venezuela. Hoy, alguien que no sabía ni que la capital del país era Caracas ni dónde estaba Venezuela en el mapa, intentaba persuadirme para evitar a Podemos y  las cartillas de racionamiento que  tendremos que administrar por la nómina o la pensión si estos chavales ganan. 

- Pues mira, no busques la paja en el ojo ajeno y échale un vistazo a la viga que tienes delante y encima, que a la cartilla que tenemos ahora ya no le quedan tiques.

Así las cosas, por si llegan a nuestras carnes las Siete Plagas de Podemos, yo me estoy familiarizando con la cultura de la República Bolivariana y aquí dejo un bello canto llanero.

"El gabán y la gabana",  tema con el que su compositor e intérprete,  Héctor Hernández, se proyecta como cantante en el universo de la música folclórica venezolana. Esta es la versión que hace La Coral Nacional Simón Bolívar y que dejó boquiabiertos a los mismísimos austriacos, cuyas heladerías están garantizadas. 






¡Qué chévere...!



2 comentarios:

  1. Si lo hablásemos todo en términos técnicos de solvencia, entonces Rajoy tendría razón y nuestros hermanos son los alemanes. Si atendemos a nuestro corazón, siempre miraríamos a Iberoamérica. Una de las consecuencias de las crisis económicas es la desafección plena; ya da igual un teutón que un bolivariano, la burricie obligatoria nos convertirá en paletos sin memoria ni conciencia.
    Preocúpese de que el puchero hierva y no del misterio de la combustión; desconfíe de su igual para igualarse con su superior.
    Lo que yo me pregunto es, ya que de doctores en política andamos sobrados ¿Dónde se han ido los intelectuales de este país? Huérfanos arriamos las velas, Ismael...

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    1. En la entrada que acabo de publicar. Gracias por la retroalimentación, porque nunca sé de qué escribir.

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