miércoles, 29 de junio de 2016

LA VENDETTA DE VERDI


Desde la prehistoria siciliana, la isla es la memoria del mundo mediterráneo. Fenicios, cartagineses, griegos, romanos, bizantinos, árabes, normandos, aragoneses... la conquistaron, la poblaron, crearon sus ciudades y sus puertos siempre en miras de su geoestratégico enclave militar y comercial, y la fueron imprimiendo de esa vocación identitaria entre isla y continente. Pero como son tantos los episodios de su historia, he elegido para traer a Rodmania el que pasó de ser historia a ser ópera cuando Verdi tararearía en tarantela siciliana lo que se entonaba aquí con esos tanguillos de Cádiz.
 se hacen las sicilianas tirabuzones


Giuseppe Verdi:
 Las vísperas sicilianas (1855)

Los franceses desembarcaron en la Isla de Sicilia apuntando estilo propio: expoliando todo lo que encontraban a su paso y sobrecargando de pesados tributos a los lugareños. Iban de parte del Papa para poner fin al período más glorioso del Reino de Sicilia que bajo corona normanda proyectó a la isla como uno de los principales focos comerciales y culturales entre el Oriente bizantino, el África musulmana y el impero católico. En 1265  llega Carlos de Anjou apoyado por Roma creyendo que su tiranía, altanería e insolencia de sus soldados iban a campar a sus años por mucho tiempo. Veinte años, que en aquella era suponía un pispás, duraron aquí los franceses. 


Francesco Hayez: I Vespri Siciliani, 1844 - 46.

Era el 30 de marzo de 1282 y las campanas de las iglesias de Palermo llamaban al oficio de vísperas, cuando un levantamiento del pueblo de esta milenaria ciudad masacró a la guarnición francesa acantonada intramuros. En perfecta coordinación, una multitud de ávidos ciudadanos sedientos de sangre rápida y sin muchas preguntas se apostaron en las inmediaciones de los dos fuertes en los que los relajados francos zascandileaban relajadamente mientras retozaban en las reconfortantes aguas mediterráneas. Cerca de dos mil uniformados galos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos a manos de la enfurecida turbamulta.


I Vespri Siciliani de Doménico Morelli 1859

Es una historia de historias, en este artículo sobre el estudio del acontecimiento que llevó a cabo el historiador Sir Steven Ruciman se puede conocer su magnitud. Entresaco estas líneas: 

«La historia de la matanza de los franceses el 30 de marzo de 1282 […] es importante no por tratarse de un drama aislado de conspiradores y asesinos, ni por ser precisamente un episodio de la épica tragedia de Sicilia y sus opresores. La matanza fue uno de esos acontecimientos de la historia que alteran el destino de naciones e instituciones mundiales. [...]". 




Michele Rapisardi, I vespri siciliani, 1864-1865


Pues casi seis siglos más tarde de este acontecimiento, después de la trilogía popular: 'Rigoletto' (1851), 'Il trovatore' (1853) y 'La Traviata' (1853), Verdi, que ya vive con un pie en Italia y otro en Francia, recibe el encargo de la Ópera de París de componer una obra en cinco actos para la Exposición Universal que se celebró en 1855 en la capital francesa.

¿Y con qué tema agasajaría Verdi a los ilustres franceses? Poniéndole delante a ellos mismos en Sicilia en un grand spectacle. Gran número de personajes, decorados espectaculares, ballet y actos festivos, abundante participación del coro, al tiempo que las escenas íntimas y sentimientos conmovedores donde late el corazón de Verdi para la historia entre la duquesa siciliana que, afligida por la muerte de su hermano en manos de las tropas francesas, le promete a Arrigo que se casará con él si mata al gobernador francés Guido di Monforte. Los planes se complican cuando Monforte y Arrigo descubren que son padre e hijo y Giovanni da Procida, médico y patriota siciliano regresa a Sicilia, con un objetivo: expulsar a los franceses de la isla. Conspiraciones, venganza, traiciones, fiesta y revolución, fuerza y delicadeza, conflictos paterno-filiales y amorosos, conquistadores y libertadores... en una ópera que para James Conlon, actual director de la ópera de Los Angeles "Tiene mucho del Verdi joven pero anuncia lo que será Verdi en su madurez" y afirma que "Si 'Las vísperas sicilianas' fuera la única ópera de Giuseppe Verdi, se consideraría una obra maestra. Pero es porque comparamos a Verdi con Verdi, que ocupa un lugar distinto en la jerarquía". 

Como ni las óperas sobre historias y leyendas del pasado muy lejano se desapegan de su tiempo ni de su público, Verdi sumó con ésta otra interpretación del sentir del pueblo italiano contemporáneo. Agregaba al juicio de Nabuco como alusión a la oposición al gobierno austriaco en el norte de Italia, el de aquella ocupación abusiva de los franceses en Sicilia cuyo agravio quedó saldado, entre otras piezas, con aquellas que sobresalen entre los cinco actos: la overtura, las árias de Porcida y Helena, y un ballet que incluyó a regañadientes pero con él complacía las peticiones de los franceses que ovacionaron el estreno de la ópera. 


¡Qué grandiosa manera de saldar los agravios históricos
 para siempre!


¡VIVA VERDI!










2 comentarios:

  1. Muy entretenido tu blog y asi de paso voy aprendiendo nuevas palabras :)

    ResponderEliminar
  2. Me alegra mucho, Nico, que te parezca entretenido y didáctico, esa es su función para mí y si tú la compartes pues vamos por buen camino. A ver si te gusta la que publiqué ayer.

    Dale recuerdos al personal.

    ResponderEliminar