viernes, 1 de abril de 2016

A PROPÓSITO DE VARGAS LLOSA

Pensé en dedicarle la entrada de esta semana a Vargas Llosa con motivo de su 80 cumpleaños. Pero yo no tengo ganas ni tiempo de escribir sobre los robustos y vigorosos pilares en los que se sostienen los  espléndidos ochenta años del Nóbel: literatura, política y amor. Porque la celebración ha sido toda una jugosa conjunción de estos tres asientos y a todos ellos debería de referirse un comentario del festejo. Pero me hubiera salido algo largo en lo que me tendría que haber comido el tarro y, total, para qué... La idea la echó por tierra definitivamente una aparición. 

Recibía por wassap un mensaje con una imagen.

- Niña, mira el resucitado de Conil!!!!!!


Como todavía colea lo que dan de sí las procesiones de Semana Santa, esa imagen bien merece que yo le dedique un ratillo de ná.

Todos y todas conocemos y utilizamos la expresión "Estoy/está/estás hecho un Cristo" para referirnos a un estado físico lamentable que procede de la tradición cristiana, al trasladar el estado en que quedaría Jesús de Nazaret al llegar a la crucificción habiendo sido previamente azotado, apedreado, entronizado con una corona de espinas que hacía que ríos de sangre corrieran por su rostro, castigado a llevar a hombros la cruz y lanceado por Longinos antes de la expiración. "Estar hecho un cristo" es estar hecho misto  o hecho polvo, portar un cuerpo que pide tierra. 

Pero claro, Dios está hecho para los humanos, para su confort y desahogo, y se entiende, entonces, que los imagineros intenten trasladar ese "bien" a la vista de los feligreses. Como cada vez la imaginación hace menos y la vista más, es natural que los tallistas de ahora no busquen esa atracción hacia la divinidad para el bienestar común (o individual) en escuchumizaos ni esmirriaos cuyos modelos los encontrarían entre la tropa perroflautista. No, esos modelos para el "misticismo" del siglo XXI se hallan en los gimnasios, entre tíos cuadrados a base de machaque y de proteínas que puedan hacer deleitar de gozo divino a los feligreses. 

Pues bien, viendo, observando al Resucitado del pueblo gaditano de Conil, se puede entender que la nueva evangelización va por ese camino: atraer las miradas hacia lo irrefutable, hacia el cuerpo divino que nunca mereció que se lo comieran los gusanos porque se hizo el milagro de que, después de estar hecho un cristo, lo mismo sirviera para una procesión religiosa que para protagonizar una carroza del Día del Orgullo Gay. De un Jesucristo al que verdaderamente crees en su onmipotencia y en eso de "Pedid y se os dará...". 


Así es.


¿O no? Y ahora que no nos vengan con que hay que tener fe en lo invisible e intangible, en que lo que resucita es el espíritu y no el cuerpo. Pues que no pongan estos cuerpos macizos sobre andas simulando a uno que pasó por un martirio dando su vida por los mortales con la imagen de un mortal de Hombres-Mujeres y Viceversa(s).


Este Resucitado no merece menos que un acompañamiento musical caribeño como Dios manda... 




Total, a mí se me apareció este Cristo y a don Mario se le apareció la Virgen... Así que...


¡Felicidades, campeón!

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