jueves, 14 de abril de 2016

DEL BESO Y DEL ARTE II


Estos días de Feria que vive la ciudad no son para que yo esté sentada delante del ordenador. Pero entre el trajín de sacar los trajes, probármelos para comprobar que encajan a la perfección, poner al día los abalorios con los que voy a aderezar la vestimenta flamenca y adornar la caseta con celebración cumpleañera en la pre-Feria incluida (amén del pan nuestro de cada día...), he rapiñado tiempo al Tiempo para dejar esto:




Como el calendario litúrgico es el que nos asiste en las celebraciones primaverales del Sur, nacer en Sevilla en abril es celebrarlo unos años con torrijas y pestiños, otros con tarta y chocolate, y otros con jamón y manzanilla. Y como este año ha tocado en los días de pre-Feria, tanto lo dulce como los salado: mi invitación blogosférica a un trozo de tarta feriante, o en la barra siempre habrá una de jamón con manzanilla para esta vida "sentada".  De ayer, hoy, mañana. Siempre...


 ¡Salú pa volver a celebrarlo!



Pero lo primordial de la entrada de hoy era dejar constancia de la celebración del 

II DÍA DEL BESO Y DEL ARTE 
en Rodmania

Cuando yo me enteré el año pasado de que el día 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso por un concurso que alardea de registrar el beso "campeón" por lo largo, y me pareció una pamplina tan gorda y una falta de respeto tan grande a los besos que los besos no merecen, que, en un intento de convertir la paja en oro, surgió a toro pasado esta celebración. Pero como todo se encaja en su sitio, me percaté de que entre el día del besuqueo ramplón y adocenado y el de mañana, El Día Mundial del Arte, justificado honrosamente por la efeméride que lo fija (el 15 de abril nació el genio de los genios, don Leonardo Da Vinci), quedaba libre este día puente (que también por la fecha podría haberse titulado Día de la República de los Besos con Arte...).

Así, entre el de ayer y el de mañana, encajo este homenaje a los besos más largos. A la auténtica perdurabilidad de los besoslos besos que se besan por la mirada (un mundo),  y están ahí, en la literatura, la escultura, la pintura, la fotografía o en el cine como expresión artística de ese gesto tan humano que requiere de la reciprocidad para expresar afecto máximo o amor y deseo sexual y que cumplen también la función de embelesarnos. (Por supuesto, están excluidos de la celebración los besos sociales y los ligeros e insustanciales con los que se trata hoy al beso en su término léxico y emoticonos, trivialidad que está poniendo en valor el Abrazo, los  Saludos y Recuerdos para las despedidas, porque expresan una gradación mucho más auténtica, sugerente, y por tanto, conmovedora).

De esta suerte, como una digna recomponenda y recompensa que LOS BESOS, en estos tiempos más que nunca merecen, se institucionaliza aquí este Día rascando de la memoria los asuntos que yo he ido tratando aquí. Así, como me van viniendo desde el recuerdo.




Los primeros besos que se dejan caer en esta edición vienen de un número 1, David Bowie, que se fue  a habitar en otra galaxia porque esta se le quedó chica. En una fotografía con un beso lleno de ternura, el del padre al hijo en un escenario cargado de belleza y simbología musical,


y con esta escena de Merry Christmas Mr. Lawrence (Nagisa Oshima-1983)que debería estar entre las antológicas de los besos del cine, y no tantas chorradas como muestran algunas selecciones. La he visto para la ocasión (magnífica) y podría decir que en esos besos heróicos-homoeróticos se simboliza todo el sentido de la película: aunque los besos son el único código cuyo significado, con todas las acepciones,  se comparte y se entiende por la humanidad entera, entre modelos culturales que chocan y en tiempos de guerra, son irreconciliables. ¡Bowie, bravísimo!





Un día, como no se me ocurriría nada que traer al blog, me serví de la imagen que adorna el fondo de mi escritorio y que es lo primero que veo cuando me siento delante de esta pantalla para tratar a Marc ChagallLeyendo sobre él y observando sus cuadros, vi el que inspiró el título de una grandísima película..., "El violinista en el tejado". Y ya de paso me recreé en el muestrario de besos que dejó el pintor bielorruso en sus cuadros. En todos ellos, con su impronta surrealista y colorista, se representa a él y a su esposa, y con ellos el inmenso amor de esta pareja. Este cuadro que añado es uno de los más representativos. Muestra ese amor loco, el que embriaga y hace volar hacia el final del principio o hacia el comienzo del final.  Se titula "El cumpleaños" pero es un brindis a la felicidad del matrimonio con Bella.




En París y en ausencia de su amada Chagall escribió: 

“Abría la ventana, y junto con Bella entraban en mi cuarto el azul de cielo, amor y flores. Vestida toda de blanco y de negro aparece desde hace ya tiempo en mis cuadros como guía de mi arte".



Por una exposición que visité y una película tan buena como desconocida, pasó por Rodmania   Edward Munch. Su tratamiento al beso y por ende al amor, a la vida en su conjunto, es muy distinto al anterior. Munch frecuentaba los temas relacionados con los sentimientos desde un punto de vista trágico, expresando la soledad, la muerte, la angustia o la desesperación desde las vanguardias pictóricas. En "El beso", dos cuerpos se abrazan intensamente, tan intensamente que parece que tiemblan y marcan vibraciones a su alrededor. El abrazo funde a los dos cuerpos cuyos rostros quedan sin identidad, toda diferenciación ha desaparecido. La tensión de esos cuerpos en ese beso sin límites nos muestran algo que ya se intuye trasciende al amor y al deseo: la fusión más allá de la corporeidad.  






Stanislaw Przybyswevski, primer biógrafo de Munch, lo describe bajo esta potente impresión lírica:


"Percibimos dos figuras humanas cuyos rostros se han fundido en uno solo. No es posible reconocer ninguna facción en particular. Todo lo que se ve es el lugar donde tiene lugar la fusión: tiene la forma de una oreja descomunal que quedó sorda con el pulsar de la sangre y se convirtió en un charco de carne líquida." 

Y aunque se conozca como "La mujer vampiro", E. Munch también tituló como "El beso" a este otro cuadro. También dos cuerpos surgen de la oscuridad pero esta vez con la mujer como dominadora de ese beso a la nuca de un hombre que se postra entre el miedo y el deseo.


Igualmente conmovedor y licuador... 



Era verano. Durante las horas tendidas de la playa, como un beso de luz me acordé de esta mujer, Mina Mancini. Reseñas y varios vídeos para referir la grandeza de esta voz y de esta mujer. La dejo con un beso precioso que le estampa Adriano Celentano a la gran  Mina guarecida en el pañuelo y el paraguas.




Quizás fue durante el rodaje de esta película, "Io bacio, tu baci", donde se aprende a conjugar el verbo "besar" en italiano mientras se baila, cuando se toma esta instantánea de "Besando bajo la lluvia".







Vino Orson Welles viendo bailar a unas estatuas. En un parque de la preciosa ciudad marroquí de Essaouira, escondido y bandalizado, hay un relieve de Welles que rememora el tiempo que pasó por allí el cineasta rodando Othelo. Traigo de su mano el beso a Desdémonas , el beso "velado" empañado por la confabulación.




Una obra maestra de un cineasta que, por llevar en las tablas de la memoria y la interpretación al inventor de lo humano, William Shakespeare, expresa en este beso la pasión asesina que conjura la muerte cuando no se escuchan las palabras. 






Bueno, últimamente me dio por lo ruso. Sí, esto de un blog es como el amor, que lo más intenso, lo que enamora hasta las trancas y los centros, llega sin buscarlo, dónde y cuándo menos te lo esperas... Cosas grandes por tamaño e importancia que nos ha dado la Madre Rusia. A todo ello le dedico " El beso" de Gustav Klim serigrafiado en una  matriuska.  




Es decir: un beso de pan de oro dentro de otro beso dorado panificado, dentro de otro pan de beso dorado... y así, hasta el beso más chico y  chispeante (por la levadura de la receta ancestral) como este:







Llegó, llegó un día en que los besos se sacudieron el polvo, y fue con el cine. El Séptimo Arte hizo que la expresión artística y la intimidad de la representación para lo amoroso, mostrara los besos tal cual son, en movimiento. Hay un antes y un después en los besos que pasa por el cine, a nivel didáctico, experimental, emocional y estético al mostrar la movilidad de órganos y músculos en la salvable disposición de narices y ojos.

Y lo siento por Marcel Proust, que escribiría lo más grande rastreando el olor de la magdalena pero que quedó a la altura de una babucha cuando dijo que:

"Para el beso, la nariz y los ojos están tan mal colocados 
como mal hechos los labios".

-- ¡HOMMMBRE, POR DIOS! ¿CÓMO VA A DECIR USTED ESO? Acaso; ¿dónde usted colocaría esos órganos de nuestra fisonomía de primates para hacerlos coincidir, sin el drible de la nariz, que es la emoción de claudicar la mirada al sentido de los labios? ¿Usted qué propone, rastrear en la evolución hasta la unicélula o avanzar el pensamiento hasta la "in-persona"? Vea, escuche su "sentencia de muerte" desde el pasado anfiobiótico, pasando por el  futuro en el arte de la colocación por el cortaypega de besos de cine encajados en su BSO, don Marcel. Y luego hablamos de la búsqueda de su tiempo perdido..., 
que pa to hay remedio...,
 Don Marcel!









Esa escena es el montaje de los besos apasionados del amor al cine, a la infancia, al enamoramiento, a la amistad y a la libertad. Una delicia que pasó por Rodmania de soslayo intencionado aderezando una entrada de desahogo por el amor a las cosas que hacemos (también me tendré que inventar el necesario y honorable Día de las Hostias sin manos, pero a manos llenas... Todo se andará). Y la BSO de Enio Morricone es, una vez más, el sistema neurológico de la película que activa el beso embriagado con el espectador, que besa la película entera. 

Y como volvió a pasar por Rodmania  cuando hablé de LOS OCHO ODIOSOS de Tarantino y por esta BSO ha ganado el Oscar (por fin), don Enio Morricone se lleva el Beso Premio´16 en su 
II edición de Rodmania. 

Porque sus BSO´s son obras orquestales de primera magnitud que recuerdan el sentimiento mítico de esas películas pero también pueden abandonar la senda del cine como ya andan, por sí solas. Sin duda no hubieran sido las mismas películas sin las partituras de Morricone. La de Tarantino, por supuesto, quizás una de las que más tenga que deber a la BSO, pero vino de su mano el premio y pasará a la historia como un obra de magna colaboración.

Ahí lo llevas, maestro!!! 





Y lo que son las cosas. El I Día del Beso y del Arte yo lo acompañé con una música de Morricone interpretada por la orquesta del francés Dominique Moisan. Porque se ve a mucha gente bailando con sus acordes, que suenan a BSO, y se las ve felices con la rutina y la teoría de unos pasos de baile. Y así será también hoy, porque las veo igual y nunca dejará de sonar a BSO. 

C'era una volta il West





Pero los besos no admiten ni la rutina, ni la teoría, ni los Días fijados, así que no sé si para la próxima edición habrá besos que rascar por la memoria de las cosas que traiga hasta entonces. Me imagino que sí, porque esto del blog tiene algo de atolondramiento, improvisación, riesgo y gusto (por lo menos para mí) y los besos son acciones también atolondradas, improvisadas y muy gustosas. Y si la cosa se da chunga, pues total, ¿hay pamplina más grande y de la que se pueda prescindir sin dejar rastro que ésta mía
 del DÍA DEL BESO Y DEL ARTE? 


Si las cosas se siembran como se siembra el trigo, alguna espiga sale, porque el trigo es de secano y agarra  donde se esparce la semilla al vuelo. Y este año la cosecha ha sido buena, así que como colofón de la fiesta de la cosecha, mi BESO DE ABRIL´16 como se bailan las sevillanas. Sintiendo su compás, el que se acompaña con las palmas sordas, por lentas y decir cosas. Las que admiten el lucimiento por el encaje de una improvisación flamenca que no entiende de pasos de academias. Las que se silencian en el drible de la cintura que guía al otro par de ojos. Las que se bailan por derecho y con paso corto. Todas las que canta Salmarina estarían en esa catalogación, porque estos dos sanluqueños invitan a besar lo que se baila besando por la mirada que escucha.








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