I. FORMACIÓN DE LAS LENGUAS PENINSULARES
Tenemos
pocos datos sobre la situación lingüística prerromana, aunque se pueden
establecer la siguiente división etnolingüística:
a)
PREINDOEUROPEO: El único enclave que hoy
pervive de este sustrato lingüístico es la lengua vasca que se hablaba a ambos
lados de los Pirineos. Las condiciones ortográficas de la zona impidieron la
romanización y por ese motivo se ha conservado.
b)
INDOEUROPEO: Aproximadamente hacia el
primer milenio a.C. llegan a la Península Ibérica pueblos procedentes de Europa
y del Mediterráneo en busca de tierras para cultivar o metales para comerciar:
son los indoeuropeos celtas, fenicios, griegos y cartagineses.
* CELTAS: se sitúan en el centro y
oeste de la Península en sucesivas oleadas.
* FENICIOS Y
GRIEGOS:
establecen en las costas mediterráneas y meridionales enclaves comerciales:
Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga).
* CARTAGINESES: pueblo heredero de los
fenicios de Cartago (Túnez), que desplazaron a los griegos.
A
partir de siglo V aC se constata la presencia de los IBEROS (litoral levantino hasta Almería) y los TARTESOS (Baja Andalucía y sur de Portugal. Pueblo de origen
desconocido que alcanzó gran fama por la extracción y comercialización de oro y
plata).
De
todos estos pueblos quedan vestigios gracias a los topónimos o algunas
inscripciones conservadas.
Con
la conquista romana, estas lenguas fueron desapareciendo, quedando meramente el
sustrato prerromano que influirá en el acento peculiar de la lengua usada en
las distintas regiones y en las características fonéticas. De este sustrato
prerromano proceden ciertos sufijos como - osco, -asco, -usco ,
que se cree de origen ligur; -arro, -orro, -urro, -berri, -gorri de
origen vasco y cierto número de términos como vega, nava, balsa, álamo,
cachorro , etc.
El
español, como el resto de lenguas romances, es una continuación moderna
del latín hablado o vulgar del siglo III. Tras el desmembramiento del
Imperio Romano, el latín fue divergiendo de las otras variantes que se hablaban
en las distintas provincias romanas, dando lugar mediante una lenta evolución a
las diferentes lenguas romances, entre ellas el castellano.
El
origen de las lenguas de la Península, a excepción del vasco, es por
consiguiente latino. No obstante hemos de tener en cuenta lo siguiente:
- La modalidad de latín
que llegó a España fue una lengua oral y popular llamada latín vulgar, que
era diferente al latín culto escrito;
- Los agentes de la
romanización fueron el ejército, los mercaderes, emigrantes y funcionarios
de la administración; por consiguiente, no eran los estamentos más cultos.
- La implantación de la
lengua y de la cultura romana no se llevó a cabo en todo el territorio
peninsular por igual ni al mismo tiempo; de ahí que el latín vulgar fuera
una lengua poco uniforme y proclive a la diferenciación.
I.II.
ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DEL ESPAÑOL
Los
romanos llegan a la Península Ibérica en el año 218 a.C. por un enfrentamiento
contra el pueblo cartaginés, de origen africano. Es en este momento cuando
comienza la romanización de la Península, cuya conquista culminó Roma en el año
19 a.C.
La
romanización fue un proceso de colonización cultural en el que la superioridad
cultural romana llevó a la asimilación de costumbres, formas de vida,
instituciones político-sociales y por supuesto de la lengua. Este proceso duró
hasta el siglo V, fecha en que se consumó la desintegración del Imperio romano
por la invasión de los pueblos bárbaros.
El latín pasa
por consiguiente a convertirse en la lengua de Hispania. La adopción del latín
se vio favorecida por la disgregación lingüística que imperaba en la Península,
convirtiéndose en un elemento de unificación, que además, posibilitaba el
entendimiento con la metrópoli, Roma.
En
el siglo V, los pueblos bárbaros (suevos, vándalos y alanos) llegan a la
Península Ibérica y se dispersan por ella, lo que facilita aún más la
incipiente fragmentación lingüística. Los visigodos, de origen
germano, ocuparon inicialmente la Galia romana e instalaron su capital en la
Tolosa francesa; más tarde, durante el reinado de Leovigildo (568-586),
trasladaron la capital a Toledo. Adoptan como credo el catolicismo, asumen las
tradiciones locales y asimilan mayoritariamente como lengua propia el latín
(siglo VII): comienza así una etapa de consolidación política, jurídica y
social que coincide con la aceleración evolutiva del latín hacia las nuevas
lenguas. Perduran de esta época algunas palabras de uso general (espía,
adrede, guiar, rico, galardón, guerra, ropa, tapa), ciertos topónimos (Burgos,
Castrogeriz) y varios nombres de persona (Enrique, Fernando, Adolfo).
En 711 desembarcan los musulmanes en el
sur de la Península y, con ellos, otras costumbres, otras tradiciones, una
nueva lengua y un concepto diferente de la cultura y de la organización social.
Su influjo fue tan determinante para las lenguas peninsulares, que las ha
dotado -sobre todo al castellano- de unas características peculiares que las
diferencian del resto de la Romania.
El castellano adopta multitud de vocablos árabes (se calculan unos cuatro mil), muchos de los cuales se asimilan fonéticamente al léxico patrimonial (el originado del latín por evolución natural). La inmensidad de saberes que los árabes aportaron a la vida hispana, unida a su prolongada estancia en la Península permitió la entrada de palabras pertenecientes a campos tan variados como el agrícola (berenjena, aceite, azahar, azúcar, azafrán, albaricoque), el doméstico (almohada, alcuza, ajuar), el de la construcción (albañil, azulejo, adobe, alcantarilla), el de la medicina (alcohol, jaqueca, jarabe, alcanfor), el del comercio (almacén, arancel, zoco), el de las matemáticas (cero, cifra, álgebra, guarismo) o el de los juegos (azar, ajedrez).
Son también muchos los topónimos de origen árabe que han sobrevivido (Alcudia, Benicarló, Alcalá, Binisalem), así como los nombres de ríos (de wadi = río, provienen Guadiana, Guadalquivir, Guadalhorce, Guadarrama).
En los territorios sometidos por los musulmanes sobrevivió un dialecto románico -el mozárabe- arcaizante y literariamente productivo, como lo demuestran las jarchas, cancioncillas populares en mozárabe que se añadían a las moaxajas (poemas líricos en árabe o hebreo cultos). La evolución de las demás formas románicas -y sobre todo la continuada expansión castellana- haría morir este dialecto años más tarde.
La Reconquista y la diversidad dialectal
Mientras duró la presencia árabe (desde 711 hasta 1492), los cristianos y los musulmanes pugnaban por el dominio de los distintos territorios: sucedían a las etapas de paz momentos de enconada lucha. Tanto en las zonas de dominio musulmán como en las de control cristiano, las sociedades se organizaban según el modelo de señoríos: ducados, condados y reinos afianzan la estructura medieval y, como consecuencia, comienzan a cimentar las bases de los nuevos estados.
En cada reino, en cada comunidad cristiana, el latín vulgar va alcanzando un grado de evolución que nos permite hablar ya de dialectos romances. Se distinguen, de oeste a este peninsular, el gallego, el astur-leonés, el castellano, el aragonés y el catalán. De todos ellos, solo el astur-leonés y el aragonés no llegaron a constituirse en lenguas, por lo que en la actualidad se siguen denominando dialectos.
A
partir de finales del siglo XI comienza un proceso de asimilación o nivelación
lingüística, principalmente entre los dialectos románicos centrales de la
península ibérica: astur-leonés, castellano y navarro-aragonés, pero también del
resto. Este proceso es el que dará como resultado la formación de una lengua
común española o castellana, lo que hoy conocemos como el español.
Primeros
testimonios del castellano
Las Glosas
Emilianenses de finales del siglo X o principios del XI, conservadas
en el Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla (La Rioja), fueron
consideradas por Ramón Menéndez Pidal el testimonio más antiguo de la lengua
española. Sin embargo, posteriormente se demostró que las formas escritas en
esos documentos corresponden al romance navarro-aragonés, no al romance
castellano propiamente dicho.
Un
momento decisivo en el afianzamiento del idioma español se dio durante el
reinado de Alfonso X de Castilla y León (1252-1284). Hasta
entonces los cantares de gesta estaban escritos en esa lengua vulgar –el
castellano– y por esta razón eran populares, mientras que las obras cultas y
literarias producidas en la Corte se redactaban en latín, única lengua culta
que toda la Europa cristiana había admitido hasta esa época.
Pero
Alfonso X el Sabio decidió redactar un buen número de obras de elevada cultura
en un idioma hasta entonces mal visto por las personas letradas por
considerarlo demasiado prosaico. Esta decisión resultó una verdadera revolución
cultural y dio lugar al reconocimiento oficial del castellano,
que alternaría desde entonces con el latín.
La
extensión del español en la Península
El
español se extendió por la península durante la Baja Edad Media debido
a la continua expansión de los reinos cristianos en este período, durante la
llamada Reconquista. La incorporación a la Corona de Castilla de
los reinos de León y Galicia con Fernando III de Castilla y la introducción de
una dinastía castellana en la Corona de Aragón con Fernando I de Aragón y
más tarde, la unión final peninsular con los Reyes Católicos,
acrecentaron la asimilación y nivelación lingüística entre los dialectos de los
diferentes reinos.
En
el siglo XV la lengua común española se había introducido en gran parte de la
Península Ibérica. En 1492 el sevillano Antonio de Nebrija publicó
en Salamanca su “Gramática” primer
tratado de gramática de la lengua española, y también primero de una lengua
europea moderna. El primer libro impreso en español había aparecido hacia 1483.
El
español de los Siglos de Oro
Durante
los siglos XVI y XVII la lengua se fue puliendo y fijando hasta adquirir una
configuración muy parecida a la que tiene hoy día. La imprenta contribuyó de un
modo decisivo a la uniformidad gráfica, léxica y sintáctica de
la norma culta del español.
La fonética se
regularizó, quedando prácticamente asentados los actuales sistemas vocálicos y
consonánticos, al tiempo que se definieron muchas vacilaciones morfosintácticas.
La norma
lingüística de la época variaba entre la de Toledo, donde estaba la
Corte; la de Burgos, cuyos usos lingüísticos se consideraban anticuados; y la
de Sevilla, que era la capital del comercio ultramarino. Finalmente, se adoptó
como modelo gráfico la norma toledana y en la norma de la lengua oral se sigue
el criterio de la discreción (buen
gusto) de los escritores y gente culta, al margen de su procedencia geográfica.
La colonización
de América, iniciada en el siglo XVI, expandió el idioma español por la
mayor parte del continente americano. Tras conseguir la independencia los
nuevos estados americanos iniciaron procesos de unificación lingüística que
terminaron de extender el idioma español a través de todo el continente, desde
California hasta Tierra del Fuego.
La
Ilustración
En
1713 se fundó la Real Academia Española, bajo el lema «Limpia, fija
y da esplendor», con la finalidad de dotar al castellano de una norma
definitiva y evitar malos usos y elementos extraños que pudiesen
adulterar el idioma.
Para
desempeñar su labor, la Real Academia redactó un Diccionario de Autoridades (1726-1739),
una Ortografía (1741)
y una Gramática (1771).
La escritura que utilizamos actualmente procede, con ligeras variaciones, de la
que adoptó la Real Academia en el siglo XVIII y se caracteriza, a diferencia de
otras lenguas, por ser fonética, es decir, por tratar de
representar las palabras tal como se pronuncian.
En
España, desde la época de los Borbones, se produjo una política
centralista de unificación lingüística y consiguiente aislamiento del resto de
lenguas vernáculas en favor de la lengua común española.
II. LENGUAS Y DIALECTOS
PENINSULARES
El
concepto de lengua implica un uso homogéneo del sistema lingüístico por parte
de una comunidad de hablantes. Tal sistema lingüístico debe estar, por una parte,
fuertemente diferenciado de otros, hasta el punto de que sea necesario una
traducción para los que desconozcan la lengua. Además, se suele considerar como
criterio para medir la existencia de lenguas distintas una tradición cultural
de peso, es decir, una tradición literaria reconocida.
En
España coexisten con el castellano o
español cuatro lenguas cooficiales: el vasco (de origen prerromano) y el
catalán, valenciano y gallego (de orígenes romance). Cada una de estas lenguas
tiene, en mayor o menor medida, diferentes hablas según la zona geográfica
donde se emplee. Nos referimos entonces a dialectos o modalidades regionales.
Frente al concepto de lengua, el de dialecto
se define como un sistema lingüístico de menor homogeneidad, que no se
diferencia totalmente de otros sistemas (los hablantes de las distintas
modalidades dialectales pueden entenderse perfectamente) y que no suele ser
empleado para uso literario.
LENGUAS
|
VASCO
GALLEGO
CATALÁN
VALENCIANO
CSTELLANO
O ESPAÑOL
|
*
Prerromana
*
Romance
* “
* “
* “
|
VARIEDADES
DEL ESPAÑOL
|
Por
otro lado, el empleo de la lengua es diverso si atendemos a factores
formativos, geográficos o de situación. Así, podemos hablar de distintos tipos
de variedades.
*
Diastráticas:
relacionadas con el grado de instrucción de los hablantes.
* Diatópicas: condicionadas por la
procedencia y el marco espacial de uso.
* Diafásicas: relacionadas con las
diferentes situaciones en las que el hablante se puede encontrar.
II. I. LENGUAS
A) EL VASCO O EUSKERA
El
único idioma prerromano que se resistió a ser sustituido por la nueva lengua
imperial fue el vasco o euskera. Este hecho lo convierte en el único resto vivo
de las lenguas anteriores a la dominación romana. Su extensión geográfica era
más amplia que la actual, llegaba por el Pirineo hasta Huesca, y por el sur
hasta la Rioja (si bien no es seguro que esta expansión por el sur sea anterior
a los romanos o que la toponimia existente en ella proceda de la expansión del
reino de Navarra o de las repoblaciones medievales).
Sin
embargo, a pesar de esta resistencia a la absorción lingüística, el vasco no
dejó de padecer una fuerte influencia del latín. La romanización en el reducido
espacio geográfico que ocupaban los vascos, aun de forma menos amplia que en
otras zonas, también se produjo y del latín tomó un abundante número de
palabras, que adaptó y transformó para mantener sus propias características
fonéticas y morfológicas.
Por
otro lado, el influjo se produjo también a la inversa, es decir, determinadas
características fonéticas y léxicas del vasco pasaron al latín (como sucedió
con otras lenguas prerromanas) y de él a los romances peninsulares -que en
algún caso volvieron a sufrir ciertas influencias de este idioma-, en los
primeros años de su formación como lengua autónoma.
Así
pues, el vasco es el único resto vivo de las lenguas prerromanas, lo cual,
unido al desconocimiento que todavía se tiene sobre sus orígenes y sus relaciones
de parentesco con otras lenguas (a pesar de las diferentes hipótesis propuestas
por los especialistas, nunca totalmente confirmadas), convierte a esta lengua
en un caso único de supervivencia entre las lenguas actuales.
A
ello hay que añadir los obstáculos históricos que ha encontrado en su
evolución, sobre todo la enorme presión de dos lenguas romances (el castellano
y el francés) que han desarrollado una amplia e importante cultura desde hace
más de ocho siglos.
B) EL GALLEGO
Surgió
en el noroeste peninsular, en la cuenca del río Miño. En esta lengua floreció
una espléndida literatura lírica en el siglo XIII. El gallego mantuvo una
relativa unidad lingüística hasta el siglo XV, pero la unidad política se había
roto en el siglo XII y el nuevo reino de Portugal (al sur del río Miño)
continuó su lucha contra los árabes y extendió su idioma hasta el Atlántico,
por el sur. A partir del siglo XV, gallego y portugués comenzaron la
diferenciación que los ha convertido en dos lenguas distintas, aunque conserven
muchos elementos comunes.
C) EL CATALÁN
Junto
con el gallego y el castellano forma el trío de dialectos románicos que ha
evolucionado hasta convertirse en lenguas autónomas, con una rica literatura y
un ámbito geográfico amplio. La primitiva Cataluña tuvo una dependencia
política grande de Francia, pero pronto rompió estos lazos políticos, aunque no
los culturales. El romance catalán se extendió por el sur hasta ocupar toda la
actual Cataluña y Valencia (donde se originó una variedad importante, el valenciano,
que cuenta a su vez con una rica vida literaria y se establece cono lengua
cooficial en la comunidad valenciana), así como a las islas Baleares.
D) EL VALENCIANO
Dentro
de la Comunidad Valenciana existe controversia sobre su consideración como lengua
o como glotónimo (distinta denominación a un mismo idioma). Según un
estudio realizado por la Generalidad el 52,4% de los valencianos considera al
valenciano un idioma diferente del catalán. Sin embargo, en el mismo
estudio se recoge que el 58,4% de los valencianos con estudios superiores
afirman que es la misma lengua. Según el Estatuto de Autonomía de la Comunidad
valenciana, el idioma valenciano se rige por la normativa de la Academia
Valenciana de la Lengua, la cual parte de la tradición lexicográfica,
literaria, y la realidad lingüística genuina valenciana.
II.II DIALECTOS
III. II. I. MODALIDADES DE
ORIGEN LATINO
A) EL ASTUR-LEONÉS
Nacido
en las montañas asturianas, este romance avanzó hacia tierras leonesas a medida
que la monarquía asturiana ampliaba sus territorios. Tras varios siglos de
vigencia en el habla popular, la absorción del reino de León por el de Castilla
hizo perder vigor a este romance (lingüísticamente bastante conservador) y se
fue replegando. En buena medida desapareció y hoy sólo quedan sus restos en los
bables asturianos y del norte de León.
C) EL NAVARRO-ARAGONÉS
Los
reinos navarro y aragonés inician su expansión hacia el sur en los siglos X y
XI, respectivamente; con ellos se extienden los dialectos romances de esas
zonas que tienen bastantes semejanzas con el leonés, pero el empuje del
castellano los redujo aún más que a aquél; hoy sólo sobrevive en algunas zonas
de la provincia de Huesca, aunque muy castellanizado.
D) JUDEO-
ESPAÑOL O SEFARDÍ
El judeo-español es la variedad del español
hablada por los descendientes de los judíos expulsados por el Edicto
de Granada en 1492. El judeoespañol posee una gran cantidad de vocablos
arcaizantes, en relación con el castellano actual. En sus lugares de exilio,
los judíos sefardíes mantuvieron la lengua española porque ésta era un signo de
pertenencia a la comunidad judía.
III.II.II MODALIDADES DERIVADAS DEL CASTELLANO
A) EL ANDALUZ
O LAS HABLAS ANDALUZAS
Desde
la llegada de la Reconquista a Andalucía en 1212, comienza a configurarse el
andaluz como modalidad específica del castellano. Es este un fenómeno de enorme
importancia dialectal, en la medida que implica una evolución autónoma del
sistema de la lengua, independiente de la que se produjo en el Norte y que
aporta soluciones fonéticas y morfológicas muy distintas a las que se dieron en
Castilla. Los fenómenos más significativos de las hablas meridionales (andaluz
y canario) estaban en pleno desarrollo en el siglo XVI. Y entonces existe una
norma sevillana, diferente de la norma toledana: la primera de ellas será la
que se afiance en Andalucía y se extienda por Canarias y América; la segunda,
dominante en el resto de la Península, fue la que sirvió para fijar el modelo
común de la lengua escrita.
Convienen
aclarar que más de un dilecto andaluz propiamente dicho, lo que hay son
diferentes variedades andaluzas de límites poco precisos. En este sentido se
habla de varias zonas dialectales: así se puede distinguir entre una variedad
occidental y una variedad oriental según al diferente resultado al que lleva la
aspiración y pérdida de la –s final, y también, al mismo tiempo, hay tres zonas
horizontales (noreste, centro y sur), según las variedades de ceceo y seseo.
Los
fenómenos que caracterizan al andaluz (YEÍSMO, ASPIRACIÓN DE LA –S EN POSICIÓN
IMPLOSIVA, NEUTRLIZACIÓN DE /l/, Y /r/ EN POSICIÓN FINAL DE SÍLABA, RELAJACIÓN
Y CAÍDA DE CONSONANTES SONORAS INTERVOCÁLICAS, RELAJACIÓN DE LAS CONSONANTES
j-g (con sonido j) y ch, Y DIFERENTES
RASGOS VOCÁLICOS SEGÚN LAS ZONAS, CONFLUENCIA DE VOSOTROS Y USTEDES, RASGOS
LÉXICOS PROPIOS) están extendidos por los diferentes por los diferentes niveles
sociales, de tal manera que existe un modelo de lengua diferente hablado en
Andalucía que goza de prestigio social y cultural que sirve de referencia en el
sur de la Península y que se identifica con el habla culta de las diferentes
variedades.
B) ESPAÑOL DE
AMÉRICA
El
español hablado en América no constituye una única variedad homogénea, al
contrario, hay muy pocos rasgos que estén extendidos en todas las zonas
hispanohablantes. Por otro lado, tampoco se puede establecer una
caracterización perfectamente definida del español americano frente al que se
utiliza en España, pues son escasos los fenómenos que no tengan un correlato en
la Península (especialmente en el andaluz) o en Canarias.
La
diversa variedad lingüística americana y su heterogénea distribución se deben a
distintas causas históricas y sociales. En primer lugar hay que tener en cuenta
que el castellano que llevan los colonizadores es ya diverso: a América
llegaron gentes de diferentes condiciones (militares, eclesiásticos,
funcionarios y, principalmente, gente del pueblo) y también de variado origen geográfico
(andaluces, extremeños, castellanos, leoneses vascos…). Con el tiempo fue la
influencia andaluza la que tuvo más peso, y ello no solo porque muchos
colonizadores eran andaluces, sino también por un segundo factor: a lo largo de
la etapa colonial, todos los contactos con la metrópolis se hacían a través de
Sevilla. Sucedía no solo que la mayor parte de la marinería procedía de Sevilla
y de la costa andaluza, sino también que todo aquel que quería establecerse en
las colonias debía pasar una larga temporada de espera en esta ciudad, conviviendo
con una variedad del castellano progresista, ya bastante diferenciada y que
gozaba de prestigio social y cultural.
También
hay que tener en cuenta la influencia que sobre el castellano hablado en cada
zona (territorios más tempranamente colonizados como la zona caribeña con mayor
influencia de la norma sevillana que los territorios de tierras altas con
rasgos más próximos a la norma conservadora del español del norte peninsular)
pudo tener el sustrato de las lenguas indígenas, algunas de ellas, las de los
imperios precolombinos, muy extendidas, aunque esta influencia es menor a lo
que se pensó siendo los principales rasgos lingüísticos americanos coincidentes
con los que se producen en Andalucía y Canarias. Sin embargo, es la influencia
de las lenguas `precolombinas las que establecen las diferentes zonas del
español americano:
1.
México y Centroamérica (influencia del náuhualt).
2.
Caribe (araucano).
3.
Tierras altas continentales (quechua).
4.
Centro y sur de Chile (araucano y mapuche),
5
Río de la Plata (guaraní).
Rasgos
propios diferenciados del español americano son:
-
Entonaciones variadas.
-
Algunos rasgos gramaticales como el empleo del pronombre vos en lugar de tú (voseo)
o la reducción de algunos diptongos en formas verbales: tenés en lugar de tienes.
-
Léxico influido tanto por las diferentes lenguas indígenas como por otras
procedentes de las sucesivas culturas que fueron poblando el continente:
inglés, italiano, portugués y lenguas negroafricanas. Por ello el español
convive en muchas zonas en situación de bilingüismo.
-
Fenómenos fonéticos de origen andaluz como el seseo, el yeísmo, la aspiración o
neutralización de r/l, aspiración de
–s implosiva o la aspiración de j.
III. EL ESPAÑOL EN EL MUNDO
El
español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, por
debajo del chino. Recientes estudios afirman que son 470 millones los hablantes
de español como primera lengua en el mundo. Además, si a esta cifra le sumamos
los hablantes como segunda lengua y lengua extranjera, rondamos los 540 millones.
El español es una de las lenguas oficiales de la ONU.
Para
hacernos una idea de la expansión del español, basta decir que, hoy por hoy en
Estados Unidos, con 52 millones de hispanohablantes, la mayoría de los medios
de comunicación hacen uso de nuestra lengua.
La
comunidad hispanohablante, además, posee una cohesión lingüística mayor que la
de las demás lenguas oficiales de la ONU, en gran medida gracias a la labor de
la Real Academia de la Lengua, con filiales en toda Hispanoamérica.
IV. EL ESPAÑOL EN LA RED
Internet
tienen unos 2500 millones de usuarios, de los cuales un 7,8% navega en español.
Así las cosas, podemos afirmar que es la tercera lengua más empleada, tras el
inglés y el chino. Entre los años 2000 y 2011 el español experimentó una expansión
verdaderamente espectacular, en torno al 810%, favorecido sobre todo por la
incorporación de muchos internautas latinoamericanos.
Académicos,
lingüistas e intelectuales se plantean con inquietud la presencia del español
en la Red. Nunca se ha utilizado tanto la lengua escrita como en la actualidad;
sin embargo, cunde la alarma por la invasión de anglicismos y la abundancia de
incorrecciones. Por otro lado, se tiende a la uniformidad, al uso de un español
común, por necesidades comunicativas, lo que es, sin duda, beneficioso para la
unidad de la lengua, siempre que la empleada sea de calidad. La introducción
permanente de anglicismos o neologismos en inglés puede adoptar las siguientes
formas: - Extranjerismos: web, chip, hardware, software (incorporados en la
última edición del DRAE), chat, e-mail, etc. En algunos casos se han formado
verbos o derivados en español a partir del extranjerismo (chatear). - Calcos:
se observa un esfuerzo en la traducción de los términos. Los calcos amplían los
significados de las palabras ya existentes en español: control, navegador,
ratón, red… - Siglas, acrónimos y signos: bit, www, PC, CD-ROM, ADSL, etc. La
barra y el punto son elementos típicos de las direcciones electrónicas. Además
de estos, otros dos rasgos sobresalientes caracterizan el español que se emplea
en las nuevas tecnologías: - El descuido de la forma en que se emite la
información, en beneficio de la rapidez en la transmisión del mensaje. En
consecuencia, se incumplen normas ortográficas (no se acentúan palabras, no se
diferencian mayúsculas y minúsculas o se suprimen signos de puntuación), se
omiten elementos oracionales (artículos, por ejemplo) o se introducen símbolos
equivalentes a sonidos (por ejemplo, el símbolo matemático x, en lugar de la
preposición por), se representa la pronunciación mediante la repetición de
letras (¡Holaaaaa!) - El principio de economía lingüística (decir más con menos
palabras) traspasa los límites de un uso aceptable del idioma. Este lenguaje
también se observa en correos electrónicos y mensajes de móviles. Este uso
relajado de la ortografía y sintaxis genera, sobre todo en las generaciones más
jóvenes, un creciente desinterés por la buena escritura y que cuando se
expresen en otros ámbitos más formales se cometan múltiples errores. Evitar esto
es un reto que nos compromete a todos.