TEXTO 1.
LA DIETA
Al final de una buena comilona siempre
hay alguien que lanza ritualmente este mantra: mañana sin falta me pongo a
dieta. A continuación el glotón de turno, que acaba de zamparse un codillo o
una fabada, en señal de arrepentimiento, pide el café con sacarina. En las
copiosas y pesadas sobremesas se suele hablar mucho de dietas. Cada comensal
aporta la suya: la de semillas de calabaza, la del melocotón, la del
astronauta. Ante el firme propósito de adelgazar, alguien decide comer de todo
y ayunar por completo un día a la semana, otro piensa en hacerse vegetariano.
Estar gordo o flaco es solo cuestión de metabolismo, sentencia el sabiondo. En
medio de la discusión dietética hay un punto de acuerdo: el único enemigo es la
grasa del colesterol malo. Ahora bien, si este saludable deseo de limpieza se
traslada de la barriga a la mente, es evidente que en este caso la grasa más perniciosa
para el cerebro es esa sensación de que la política está podrida hasta la
médula, el ambiente irrespirable creado por un escándalo diario, la asfixia
moral que genera la corrupción. Mañana sin falta me pongo a dieta: esta
necesidad de higiene mental se produce por hartazgo de la sobrecarga mediática
repleta de titulares agobiantes, declaraciones estúpidas y chismorreo inane.
Para limpiar el cerebro de esa basura también existen dietas muy variadas. Es
recomendable pasar al menos un día a la semana sin periódicos, la radio y
televisión apagadas, con la idea de que eres tú el único dueño de tu vida y
elegir la dieta más conveniente, por ejemplo, unos versos de Safo, una sonata
de Bach, un ensayo de Montaigne, el silencio en una playa desierta, el aire puro
de alta montaña. Ese día descubrirás que el futuro no es tan negro, que no todo
está perdido. Se trata, como la nave Rosetta, de salir a la caza de cualquier
cometa que pase por delante de casa.
Manuel Vicent, El País, 16 de noviembre de 1014.
(Texto de la PAU 2104 - Andalucía)
RESUMEN
Al final de una comilona siempre hay
alguien que expresa su decisión drástica de ponerse a dieta. Sin embargo, la
dieta más necesaria es la informativa: los medios nos atiborran de información
política, noticias agobiantes y chismorreos inútiles. Ante eso deberíamos pasar
un día a la semana sin medios de comunicación social, haciéndonos dueños de
nuestra vida mediante el disfruto del arte y la naturaleza. De esta forma
veremos que el mundo no es tan negro.
TEXTO
2
EL JARAMA
Se miraban en torno circunspectos, recelosos del agua ennegrecida. Llegaba el ruido de la gente cercana y la música.
—No está nada fría, ¿verdad?
—Está la mar de apetitosa.
Daba un poco de luna en lo alto de los
árboles y llegaba de abajo el sosegado palabreo de las voces ocultas en lo
negro del soto anochecido. Música limpia, de cristal, sonaba un poco más abajo,
al ras del agua inmóvil del embalse. Sobre el espejo negro lucían ráfagas
rasantes de luna y de bombillas. Aquí en lo oscuro, sentían correr el río por
la piel de sus cuerpos, como un fluido y enorme y silencioso animal
acariciante. Estaban sumergidos hasta el tórax en su lisa carrera. Paulina se
había rugido a la cintura de su novio.
—¡Qué gusto de sentir el agua, como te
pasa por el cuerpo!
—¿Lo ves? No querías bañarte.
—Me está sabiendo más rico que el de
esta mañana.
Sebas se estremeció.
—Sí, pero ahora ya no es como antes,
que te estabas todo el rato que querías. Ahora en seguida se queda uno frío y
empieza a hacer tachuelas.
Miró Paulina detrás de Sebastián:
río arriba, la sombra del puente, los grandes arcos en tinieblas; ya una
raya de revelaba el pretil y los ladrillos. Sebas estaba vuelto en el otro
sentido. Sonaba la compuerta, aguas abajo, junto a las luces de los merenderos.
Paulina se volvió.
—Lucita. ¿Qué haces tú sola por ahí?
Ven acá con nosotros, ¡Luci!
—Si está ahí, ¿no la ves ahí delante?
¡Lucita!
Calló en un sobresalto repentino.
—¡¡Lucita...!!
Se oía un débil debatirse en el agua,
diez, quince metros más allá, y un hipo angosto, como un grito estrangulado en
medio de un jadeo sofocado en borbollas.
—¡Se ahoga...! ¡¡Lucita se ahoga!!
¡¡Sebastián!! ¡¡(¡grita, grita...!!
Sebas quiso avanzar, pero las uñas de
Paulina se clavaban en sus carnes, sujetándolo.
—¡Tú, no!, ¡tú no, Sebastián! —le decía
sordamente _ ¡tú, no; tú, no; tú, no...!
Resonaron los gritos de ambos, pidiendo
socorro, una y, otra vez, horadantes, acrecentados por el eco del agua. Se
aglomeraban sombras en la orilla, con un revuelo de alarma y el vocerío. Ahí
cerca, el pequeño remolino de opacas convulsiones de rotos sonidos laríngeos,
se iba alejando lentamente hacia el embalse. Luego sonaron zambullidas; algunas
voces preguntaban: «¿Por dónde, por dónde?» Ya se oían las brazadas de tres o cuatro
nadadores, y palabras en el agua: «¡Vamos juntos, tú, Rafael, es peligroso
acercarse uno solo! Resonaban muy claras las voces en el río. «¡Por aquí! ¡más
arriba!, les indicaba Sebastián. Llegó ¡a voz de Tito desde la ribera:
—¡ Sebastián! ¡Sebastián!
Había entrado en el agua y venía
saltando hacia ellos. Sebas se había desasido de Paulina y ya nadaba al
encuentro de los otros. Le gritaba Paulina: «¡Ten cuidado! ¡Ten cuidado, por
Dios!; se cogía la mandíbula con ambas manos. Todos estaban perplejos, en el
agua, nadando de acá para allá, mirando a todas partes sobre la negra
superficie, «¿Dónde está?, ¿no lo veis?, ¿lo veis vosotros?» Tito llegó hasta
Paulina y ella se le abrazaba fuertemente.
—¡Se ahoga Luci! —le dijo.
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama.
RESUMEN
Un grupo de amigos se bañan en el río Jarama. Se bañan en el río y expresan sus sensaciones mientras el narrador describe literariamente el entorno. De pronto, se percatan que falta una de las chicas se ahoga, y los demás tratan de salvarla pidiendo ayuda o lanzándose al agua a por ella.
TEXTO 3
En publicidad, la exposición suele aparecer en anuncios escritos: probablemente a causa de de su complejidad y "pesantez" es más difícil introducirlos en los orales de radio y televisión. Los anuncios explicativos adoptan un estilo pedagógico o científico y rechazan, aparentemente, la subjetividad y los recursos persuasivos que encontramos en otros modelos publicitarios.
Aunque en principio no parezca haber
ninguna limitación al uso de la explicación, hay una mayor concentración de
anuncios expositivos en los ámbitos referidos a coches, informática y
medicamentos, así como en la publicidad "científica" de alimentos y
productos de belleza, es decir, en el ámbito de todos aquellos productos cuya
publicidad se basa habitualmente en la enumeración y demostración de sus
prestaciones y propiedades y en el aval de los especialistas, por medio de
redactados "objetivamente convincentes" que se oponen al estilo
"sugerente" de la mayoría de los anuncios.
M. BASSOLS Y A, M. TORRENT: Modelos textuales. Teoría y práctica.
RESUMEN
Los anuncios explicativos, aquellos que se basan en las propiedades de los productos, aparecen con mayor frecuencia de forma escrita para expresar de forma objetiva las propiedades de los productos cuyo componente esencial es la tecnología o la ciencia: coches, medicamentos, cosméticos... Es la forma de la persuación empleada frente a la sugerencia natural de los anuncios publicitarios.
TEXTO 4
Creí ver un punto en el horizonte. [...] Dos minutos después de haberlo descubierto empecé a ver perfectamente su forma. A medida que se acercaba por el cielo luminoso y azul, lanzaba cegadores destellos metálicos.[...] Me dolía el cuello y ya no soportaba el resplandor del cielo en los ojos. Pero seguía mirándolo: era brillante, veloz, y venía directamente hacia la balsa.[...] Sentí una gran lucidez y una serenidad extraordinaria, de pie en la balsa, mientras el avión se acercaba. Calmadamente me quité la camisa. Tenía la sensación de que sabía cuál era el instante preciso en que debía empezar a hacer señas con la camisa en la mano, esperando a que el avión se acercara un poco más. Venía directamente hacia la balsa. [...]
Agité la camisa desesperadamente,
durante cinco minutos por lo menos. Pero pronto me di cuenta de que me había
equivocado: el avión no venía hacia la balsa.[...] De pie en la balsa, expuesto
al sol ardiente, estuve mirando el punto negro, sin pensar en nada, hasta
cuando se borró por completo en el horizonte.
Gabriel García Márquez: Relato de un
naúfrago.
RESUMEN
La visión de un avión en el horizonte
despierta la expectativa de un náufrago por su rescate que, pese a las
condiciones, se siente seguro y espera el momento de hacer señales. Sin
embargo, la esperanza que siente al creer que lo han divisado se torna en
decepción cuando comprueba que todas sus señales para llamar la atención son
infructuosas. El avión se convierte en un punto negro que se aleja y, por
tanto, la esperanza se desvanece.
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